viernes, 29 de febrero de 2008
pasen y vean, que es gratis
a partir del dia de la fecha, los invitamos a http://notiorto.blogspot.com; no se pierdan otra oportunidad de insultarnos
miércoles, 27 de febrero de 2008
Parcelas en el cielo
Es extraño, pero creo que está bueno. Por otra parte, creo que a esta altura me es inevitable dejar de hacer (y hacerme) preguntas. Siempre fui de cuestionar todo (se me habrá acentuado con la adolescencia, como a más de un cristiano) y siempre quise saber un poco más.
Será por esta especie de hambre de tintes voraces, que hoy (o ayer, mejor dicho) me pregunté una vez más, porque es que estamos como estamos, o más específicamente: porque vivimos como vivimos en la Argentina.
Por suerte (y para compartir el análisis del caso) lo tenía a mi viejo al lado, lo que ayudó a comprender (dada su mayor experiencia en esto de convivir con ella hace más años) algunas cosas más y a cerrar algunas conclusiones que aquí buscaré compartir con ustedes.
La primera conclusión, (y creo que es la que engloba muchas de las cuestiones que fueron surgiendo a modo de salpicré durante la charla) es que creo que somos una nación, todavía bastante joven: llevamos menos de doscientos años de vida como tal y creo que aún debemos aprender muchísimas cosas, que estoy seguro servirían para llevarla mejor día a día.
La segunda conclusión es quizá más puntual y tiene directamente que ver, con las propias heridas que la bien ponderada Argentina, aún no logra cicatrizar.
Los focos de dolor, sobre todo durante el siglo pasado se multiplicaron y el tiempo aún no hizo su parte, en lo que a sanarlos respecta.
Hemos sufrido a lo largo del siglo veinte, una enorme cantidad de sucesos que marcaron enormemente la estructura social del país.
Para mencionar algunos de ellos, podríamos empezar por la enorme cantidad de dictaduras militares que se han hecho carne durante ese lapso de tiempo (la última con la guerra de Malvinas, como para acentuar la sensación de dolor) con las consecuencias de incertidumbre que eso conlleva, tanto a nivel económico como social.
El terror ha sido un arma utilizada por la clase alta Argentina durante buena parte del siglo que se fue, como consecuencia de la propia noción de su ineficacia para sumar votos por parte de las demás clases.
Elegir el camino más corto, no solo que engordó sus cuentas bancarias, sino que al país le dejó una enorme huella, tanto en la identidad, como en el bolsillo.
Por otra parte, el souvenir de la convicción de que política y políticos, son conceptos análogos, mezclado con la cola del miedo de los supervivientes de la última dictadura militar Argentina, terminaron por cercenar varios focos, que hubieran hecho esperar un cambio quizá más inmediato en la clase dirigente del país.
Todos estos golpes, restaron, retrasaron, deformaron, mutilaron y hasta boicotearon el proceso que una nación precisa, para generar su propia identidad.
Es por eso, que casi como padeciendo una ezquizofrenia crónica, el argentino se moviliza por las causas que conciernen a su país en algunos aspectos y en otros reacciona casi de manera antagónica, dándole la espalda, mientras lleva agua para su propio molino.
Supongo que el hecho de hermanarnos durante sucesos en su mayoría deportivos, tendrá que ver con que este aspecto, históricamente nos ha traicionado bastante menos que quienes nos gobiernan y gobernaron...Ahora, tampoco es casual que se nos pase, en cuanto los resultados no acompañan.
Es que el argentino busca aire. Por todos lados y a toda hora. A cada momento, busca, dejar de remar sobre dulce de leche (algo que de tan a menudo que hacemos, debería ser propuesto como deporte nacional. Después de todo, lo inventamos nosotros) para tomar aire.
Los problemas educacionales, nos han llevado a consumir cosas insólitas, como poner la atención en la vida de 14 ratas de laboratorio, que copulan entre ellas, buscan salvar el pellejo a toda costa, mostrándo que tan feo y miserable puede ser el humano, y después nos venden sus revistas, en las que salen con poca ropa, hablándonos de la moral y de lo bien que educan a sus hijos.
Sin embargo, eso, o mirar como pelean los gatos de Gerardo por una porcioncita de miga más grande, en la pista de patinaje de otro mercader de la ignorancia, como es Marcelo, es porque poner la atención y los ojos en el lago de dulce de leche, cansa, agota.
Quienes no están preparados para enfrentarlo (la cifra seguirá acrecentándose, en tanto y en cuanto no se impulse un cambio educacional profundo) , le escapan, y se achatan con los años.
A peor escala, la droga empieza a hacer estragos por acá, acentuada después del último estallido de hace 7 años.
Por último y para ir cerrando. La última conclusión a la que llegué, es que estamos lejos de haber comprendido el significado de la solidaridad.
Siguiendo la lógica de un pueblo que vive mal alimentado, mal pago, mal educado, con miedo y con incertidumbre hace casi doscientos años, es normal que cada uno busque sobrevivir día a día, y que primero mire a los suyos para hacerlo.
Hay quienes "compran parcelas en el cielo" y creen que darle plata a los pobres, es ser solidario. Yo creo que es solo una veta de serlo, pero que para alcanzar el verdadero significado (a mí modo de ver, una puerta enorme hacia un mejor futuro) podríamos empezar por un montón de otras cosas.
Hacerlas bien desde nuestro lugar, es un buen comienzo.
Me despido ahora sí, buenas noches...
Será por esta especie de hambre de tintes voraces, que hoy (o ayer, mejor dicho) me pregunté una vez más, porque es que estamos como estamos, o más específicamente: porque vivimos como vivimos en la Argentina.
Por suerte (y para compartir el análisis del caso) lo tenía a mi viejo al lado, lo que ayudó a comprender (dada su mayor experiencia en esto de convivir con ella hace más años) algunas cosas más y a cerrar algunas conclusiones que aquí buscaré compartir con ustedes.
La primera conclusión, (y creo que es la que engloba muchas de las cuestiones que fueron surgiendo a modo de salpicré durante la charla) es que creo que somos una nación, todavía bastante joven: llevamos menos de doscientos años de vida como tal y creo que aún debemos aprender muchísimas cosas, que estoy seguro servirían para llevarla mejor día a día.
La segunda conclusión es quizá más puntual y tiene directamente que ver, con las propias heridas que la bien ponderada Argentina, aún no logra cicatrizar.
Los focos de dolor, sobre todo durante el siglo pasado se multiplicaron y el tiempo aún no hizo su parte, en lo que a sanarlos respecta.
Hemos sufrido a lo largo del siglo veinte, una enorme cantidad de sucesos que marcaron enormemente la estructura social del país.
Para mencionar algunos de ellos, podríamos empezar por la enorme cantidad de dictaduras militares que se han hecho carne durante ese lapso de tiempo (la última con la guerra de Malvinas, como para acentuar la sensación de dolor) con las consecuencias de incertidumbre que eso conlleva, tanto a nivel económico como social.
El terror ha sido un arma utilizada por la clase alta Argentina durante buena parte del siglo que se fue, como consecuencia de la propia noción de su ineficacia para sumar votos por parte de las demás clases.
Elegir el camino más corto, no solo que engordó sus cuentas bancarias, sino que al país le dejó una enorme huella, tanto en la identidad, como en el bolsillo.
Por otra parte, el souvenir de la convicción de que política y políticos, son conceptos análogos, mezclado con la cola del miedo de los supervivientes de la última dictadura militar Argentina, terminaron por cercenar varios focos, que hubieran hecho esperar un cambio quizá más inmediato en la clase dirigente del país.
Todos estos golpes, restaron, retrasaron, deformaron, mutilaron y hasta boicotearon el proceso que una nación precisa, para generar su propia identidad.
Es por eso, que casi como padeciendo una ezquizofrenia crónica, el argentino se moviliza por las causas que conciernen a su país en algunos aspectos y en otros reacciona casi de manera antagónica, dándole la espalda, mientras lleva agua para su propio molino.
Supongo que el hecho de hermanarnos durante sucesos en su mayoría deportivos, tendrá que ver con que este aspecto, históricamente nos ha traicionado bastante menos que quienes nos gobiernan y gobernaron...Ahora, tampoco es casual que se nos pase, en cuanto los resultados no acompañan.
Es que el argentino busca aire. Por todos lados y a toda hora. A cada momento, busca, dejar de remar sobre dulce de leche (algo que de tan a menudo que hacemos, debería ser propuesto como deporte nacional. Después de todo, lo inventamos nosotros) para tomar aire.
Los problemas educacionales, nos han llevado a consumir cosas insólitas, como poner la atención en la vida de 14 ratas de laboratorio, que copulan entre ellas, buscan salvar el pellejo a toda costa, mostrándo que tan feo y miserable puede ser el humano, y después nos venden sus revistas, en las que salen con poca ropa, hablándonos de la moral y de lo bien que educan a sus hijos.
Sin embargo, eso, o mirar como pelean los gatos de Gerardo por una porcioncita de miga más grande, en la pista de patinaje de otro mercader de la ignorancia, como es Marcelo, es porque poner la atención y los ojos en el lago de dulce de leche, cansa, agota.
Quienes no están preparados para enfrentarlo (la cifra seguirá acrecentándose, en tanto y en cuanto no se impulse un cambio educacional profundo) , le escapan, y se achatan con los años.
A peor escala, la droga empieza a hacer estragos por acá, acentuada después del último estallido de hace 7 años.
Por último y para ir cerrando. La última conclusión a la que llegué, es que estamos lejos de haber comprendido el significado de la solidaridad.
Siguiendo la lógica de un pueblo que vive mal alimentado, mal pago, mal educado, con miedo y con incertidumbre hace casi doscientos años, es normal que cada uno busque sobrevivir día a día, y que primero mire a los suyos para hacerlo.
Hay quienes "compran parcelas en el cielo" y creen que darle plata a los pobres, es ser solidario. Yo creo que es solo una veta de serlo, pero que para alcanzar el verdadero significado (a mí modo de ver, una puerta enorme hacia un mejor futuro) podríamos empezar por un montón de otras cosas.
Hacerlas bien desde nuestro lugar, es un buen comienzo.
Me despido ahora sí, buenas noches...
jueves, 21 de febrero de 2008
miércoles, 20 de febrero de 2008
arrolla lo cursi
señores, debo sacarme el sombrero ante la gente de Paso de los Toros
en tiempos donde lo cursi, lo meloso, lo relajantemente cariñoso toma por asalto las publicidades, esta gente penso en nosotros, los poco demostrativos
amen de hacer las mejor tonica de todas!
en tiempos donde lo cursi, lo meloso, lo relajantemente cariñoso toma por asalto las publicidades, esta gente penso en nosotros, los poco demostrativos
amen de hacer las mejor tonica de todas!
martes, 5 de febrero de 2008
como los cangrejos
que como sociedad vamos para atras, no es ninguna novedad. pero no dejo de sorprenderme de como se nota en las pequeñas cosas, la minima cortesia o muestra de educacion ya no es
moneda corriente
hoy cuando subi al micro, como todos los dias dije: buenos dias, $ 1.50, por favor. y el chofer tardo 10 segundos, debido a la sorpresa, y me contesto: buenos dias, como estas? disculpa, pero es la falta de costumbre a que me saluden.
digo, tan dificil es?
no digan que no les avise
moneda corriente
hoy cuando subi al micro, como todos los dias dije: buenos dias, $ 1.50, por favor. y el chofer tardo 10 segundos, debido a la sorpresa, y me contesto: buenos dias, como estas? disculpa, pero es la falta de costumbre a que me saluden.
digo, tan dificil es?
no digan que no les avise
lunes, 4 de febrero de 2008
MORISTAR
Que alguien le avise a Movistar que deje de mandarme SMS incitándome a mandar mensajes de texto con la letra A para participar en el sorteo de un departamento.
Desde el sábado recibo mas de 10 mensajes de texto por día para que participe en el juego.
Por favor!! Lo único que me gané en mi vida fue, en una cena donde el premio mayor era un yate y de ahi para abajo automóviles, electrodomésticos y demás, 2 kg. de ravioles que los tuve que ir a buscar a la fábrica de pastas que quedaba en la loma del culo. Lo mío no es el juego.
Por favor.. no les creo nada.
Desde el sábado recibo mas de 10 mensajes de texto por día para que participe en el juego.
Por favor!! Lo único que me gané en mi vida fue, en una cena donde el premio mayor era un yate y de ahi para abajo automóviles, electrodomésticos y demás, 2 kg. de ravioles que los tuve que ir a buscar a la fábrica de pastas que quedaba en la loma del culo. Lo mío no es el juego.
Por favor.. no les creo nada.
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